Con mucha frecuencia vemos familias en donde los adolescentes están fuera de control, no aceptan nada de lo que sus padres les dicen y no respetan la autoridad. Inclusive si no hacen lo que quieren, se muestran agresivos, rebeldes y se oponen constantemente a lo que sus padres les dicen.
¿Qué ocurre con estos adolescentes? La respuesta, se encuentra en el control que ellos han ejercido sobre sus padres desde que eran pequeños; determinando pese a su temprana edad, la manera de hacer las cosas en la casa.
Lo cierto es que podemos controlar a los niños pequeños, pero con los adolescentes debemos ejercer una autoridad que establezca reglas y sea consistente al aplicarlas, premiar o sancionar. Si los padres ejercen este tipo de autoridad, las probabilidades de que se desarrollen comportamientos positivos en el adolescente podrán incrementarse.
En el caso de los niños que han estado bajo control toda su vida, difícilmente dejarán de estar bajo ese control durante la adolescencia. Sin embargo, los padres ante los peligros inminentes que acarrea esta etapa vital, tratan de ejercer más control .
Un excesivo control trae como resultado, batallas, conflictos, enojos y resentimientos que se manifiestan en el adolescente en mayor o menor medida, dependiendo del tipo de control que han ejercido sus padres sobre ellos.
¿Qué hacer frente a esto?
- Estabilizar el ambiente. Los adolescentes que experimentan un cambio en el ambiente, especialmente un divorcio, separación o segundo matrimonio de sus padres, pueden desarrollar mucha ira.
- Identificar los cambios y estabilizar el ambiente.
- Permitir que exprese sus sentimientos a través de los métodos más apropiados. Si el adolescente tiene dudas respecto a diversos temas, platica con él acerca de ello.
- Evita las restricciones excesivas, algunos padres sobreprotegen tanto que no les permiten ser como los otros adolescentes de su edad; y entonces desarrollan resentimiento y enojo.
- ¡No dejes que el adolescente se salga de control! Cuando el adolescente se muestra enojado o lanza gritos, es difícil para los padres poder controlarlo.
- Evitar que el adolescente llegue a un grado incontenible de ira. Identifica a tiempo y contribuye a la prevención de esa situación.
- Ten en cuenta que en algunos adolescentes, el comportamiento agresivo se desarrolla gradualmente e involucra varias etapas; primero se enojan y luego se vuelven agresivos. Por ejemplo, el hermano de un muchacho le dice: “tonto”, luego empiezan los gritos, después los empujones y golpes y, finalmente, surge una pelea.
- Cuando empiezan las agresiones verbales trata de pararlas a tiempo, no esperes a que comience la pelea. Evita los enfrentamientos.
Si los problemas persisten, acude a un especialista, es posible que tu hijo y la familia necesite psicoterapia.